EL FUEGO EN LA CUEVA.
Jair Valdés.
Por una parte el deseo de iniciar
acciones o continuar con ellas es un elemento principal y elemental que es tan
fuerte como el fuego mismo en la cueva.
El fuego está arropado, arde con fuerza dentro de la
cueva, dentro de las aulas, los auditorios, los salones.
Pero ahora hay que llevar ese
fuego fuera de la cueva, tomar con cuidado la llama y exponerla al ambiente, el
ambiente que es y representa nuestra sociedad y sus tempestades.
Probarnos a nosotros mismos
cuidando esa llama que arde para iluminar la consciencia de quienes no
entienden el porqué de nuestro movimiento.
Se han sumado diversos sectores
de la sociedad al movimiento, ciudadanos obreros, amas de casa, oficinistas,
campesinos, comerciantes, gente en fin que quiere sumarse al movimiento, pero
que ha optado por no tomarnos en serio, por falta de organización.
Pero no es que falte organización
en el movimiento, hay mucha organización y se le destina mucho tiempo, yo he
visto a compañeros invertir muchas horas, más bien el problema es que la agenda
es muy amplia y nuestro reloj, nuestro tiempo no es el mismo tiempo con el que
camina el sistema, el sistema camina y avanza en otros tiempos y nos aventajan
y tienen control sobre una parte del pueblo; ¡La otra gran parte ya esta caminando!
Tomando esto en cuenta hemos
logrado muchas cosas, gracias al ímpetu y entusiasmo, así como nuestra
organización, el reto es continuar con esta agenda tan amplia y compleja,
sumando cada día más victorias que derrotas.
Este fuego que arde puede
sobrevivir al ambiente, al exterior y puede crecer tanto como el fuego que esta
protegido en la cueva.
Siempre y cuando tomemos las
cosas en serio y con responsabilidad.
Yo mientras tanto extiendo el
fuego de mi corazón hacia el prójimo en el exterior.
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