Pasaba por aquí: #PosMeSalto
Jair Valdés.
Desobediencia, resistencia, cambio.
Debo confesar que estaba escuchando a Luis Eduardo Aute, “Pasaba
por aquí” y aunque resulte ridículo (La palabra por excelencia para este
ensayo) me inspire a escribir.
Para un gran entendido de masa social, brincarse los
torniquetes del metro, gritar en marchas y plantones, estar inconforme con las políticas
públicas que perjudican a la Nación y su Sociedad puede resultar ridículo.
Si bien Sigmund Freud escribió excepcionalmente sobre el
comportamiento harto distinto del sujeto en lo individual y su comportamiento en
la masa, los actos en sí mismos de rebeldía no justifican del todo un cambio en
la persona o de personalidad, uno llega o uno se suma porque realiza una
evaluación contextual de las cosas.
A los medios de comunicación les gusta
jugar y poner en evidencia a las personas que motivados por la masa asisten a
manifestarse y llegan agresivos y empujando el micrófono preguntando la razón
del porque se están manifestando, el resultado se proyecta en las pantallas con
bombo y platillo, ese resultado es la respuesta de la persona con un “No sé”
Pero lo cierto es que si sabemos porque estamos ahí,
tomando de nuevo en cuenta aspectos del psicoanálisis y de su padre Sigmund
Freud, todo el tiempo o la mayor parte de este, el ser humano se proyecta y
lanza mensajes en espera de respuesta, a veces enviamos mensajes o realizamos
actos dejándonos llevar más por el corazón, si con razón, pero a veces con
miedo a las respuestas, es así que un joven puede decirle en un “oye” a una
mujer que la quiere, que la aprecia, que desea pasar tiempo con ella, pero
cuando ella responde: “Mande” la mayor de las veces la respuesta es nada o no
sé…
De igual forma en el sentido de la protesta social,
actuamos porque sabemos que algo no funciona, no cuadra, no resulta, queremos
cambios, paz, libertad y justicia, equidad e igualdad y ciertamente animados
por la masa acudimos, a veces no tenemos conocimiento teórico de la
justificación de un acto de resistencia o protesta, y es por eso que algunas
personas responden no sé, o como respuesta programada por el miedo y la
incertidumbre de equivocarse.
Para la sociedad resulta ridículo todo lo que no
comprende, todo lo que se sale de su entendimiento, porque bueno a final de
cuentas, se enseña en la familia, la religión, la escuela y la sociedad a no
salir de lo normal, porque ya la vida es así, porque ya no se pueden hacer
cambios.
Lo cierto es que muchas veces nos iniciamos así en muchas
cosas, con miedo, tibios, con escudos, con los ojos vendados, decidimos tomar
ese tercer camino desconocido del bosque, brincar esa ola rebelde del mar,
mirar la luna y decirle cuanto la quieres, pero poco a poco uno se transforma,
es un proceso individual, resultado de un largo proceso, precisamente por esto,
no parece haber respuesta de la gente en las manifestaciones, actos de
resistencia y desobediencia, pero si existen, si se dan, cada día una persona
deja de comer carne por su salud, la del mundo y la de la economía, cada
momento un joven se vuelve más crítico, cada día se enamoran más
comprometidamente las personas, se levanta la bandera de la fidelidad y el
respeto, se intercambia el producto y no se compra, se suman más a un
#PosMeSalto, a un #132, a un acto de fe,
cada día, cada día, cada día…
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