martes, 16 de octubre de 2012

ENSAYO DE UNA NOCHE.



Ensayo de una noche.

Jair Valdés.

Con  mucho cariño para todos los que me rodean.

Me encuentro inventando mi noche, escuchando la música rebelde, leyendo el poema rebelde, y mirando la página de mi amiga rebelde.

Me duele todo el cuerpo, el cerebro, el pecho, la espalda, el brazo, la mirada y el pensamiento.
Ya tome una vitamina E, otras dos aspirinas, café, agua, una copa de vino que escondo en mi  cava que es mi closet donde entre ropa guardo secretos, ya vi el vídeo de los tres caballeros y todo esto me ha brindado la fuerza necesaria para poder escribir, mientras me punza la cabeza, se me adormece el brazo y me tira la realidad.

Tal ves es tanta información, tanto trabajo, tanto leer, tanto querer, tal ves es mi vida en un café espresso.

Trato de escribir el ensayo de esta noche, donde están presentes muchas cosas en mi imaginario, trato de vincular muchas cosas, trato de comprender que me falta por hacer, ¿dónde y cuándo debo parar? No pesan algunas victorias, pero algunas veces no me saben.

Hoy en el inicio de esta noche también logro entender lo maravilloso del soplo de vida, y es que cuando nos miramos los unos a los otros, logramos mirarnos el alma, nada es el cuerpo, nada es la materia sin esa sustancia, sin ese elemento que nos permite, reír, soñar, amar, besar, desear, rezar, creer, tener fe,  ver en esa niña lo que nadie más logra ver, ver en ese amigo lo que pocos pueden entender.

Cuando el alma se desprende del cuerpo, cuando la vida nos deja, somos increíblemente plásticos, conjunto de carbón, calcio y agua sin vida que pronto abandona el cuerpo.

Pero no quiero alejarme de esta noche y lo que me tiene aquí tecleando en esta laptop rota, que me acompaña por rutas sabidas y a destinos inesperados que muchas veces surgen de la necesidad de brindarnos unas horas con el otro para conocernos mejor.

Caminos con desconocidos, y sin embargo momentos únicos que te pueden llevar a realizar acciones completamente nuevas, fuera de planes y jamás pensadas.

Me sigo desviando de lo que me motiva esta noche a escribir el ensayo de una noche cuyo titulo original era ensayo de una mujer, y este a su vez oculta nuevamente el titulo que solo mi mente quiere escuchar y plasmar, tal ves mi razón guarda esto  para reservarlo a los sueños.

Estoy por terminar de escribir, pero surge en mi mente el deseo y la necesidad de escribir en este documento tres palabras que dirijo a toda la gente cercana a mí.

Gracias.
Los quiero.


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